Pasan los años, las generaciones avanzan y dejan en el camino leyendas vivas en el rico mundo de las trabajaderas y los martillos. La tradición del capataz, los años de oficio, las noches de ensayo y los largos días de igualás, los buenos ratos en las tabernas, la cerveza después de un ensayo, o la llamada de aquel amigo costalero que simplemente te llama para preguntarte como estas. Leyendas que se graban a diario en este gran diario de la vida. Pasaran los años pero la tradición quedara viva, como dijo un Maestro de esto del martillo, como dijo Santiago, y como dejó en herencia Ariza, Villanueva o Bejarano. Viejas escuelas, heredadas de padres a hijos, y estos a su vez a sus hijos, verdaderas herencias que van más allá de cualquier rica fortuna que poseer, que mayor fortuna que la de heredar el titulo de nieto de Don Antonio Villanueva, Don Manuel Santiago, Don José Ariza, Don Manuel Bejarano. Escuela no le faltaran a estos señores herederos de grandes sagas, presente y futuro en el mundo del martillo, algunos con mas cofradias en su haber y algunos con menos, pero con la tranquilidad de que el futuro está garantizado al frente de los pasos.
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