En una calle de mi barrio

Acaban de colgar en una calle de mi barrio, la gran banderola que anuncia, de pared a pared, que se hacen capirotes, el heraldo pende de los aires, como si se tratara de una gran bambalina recién montada en el paso. Sus letras grises parecen como pintadas con la ceniza que trazan el camino recto hacia la Semana Santa.

Bajo ella, cada año, pasa un hombre que al llegar estas tardes anchas de luz, corre presuroso a buscar esa insignia alta y puntiaguda, sobra la que vestir el negro algodón de su antifaz. Tiene ya muchos años, hace tiempo que vive solo con sus retratos y su memoria quieta en los años en los que atesoró tantas horas de felicidad, esta mañana de morado adviento, ha pasado bajo el estandarte que anuncia de pared a pared, en la calle de mi barrio, que se hacen capirotes, y no ha corrido presuroso a cumplir con el encargo de cada cuaresma, se ha estremecido al recordar que este año, no va a salir de nazareno, no le quedan fuerzas, no le queda gente, recuerda que cada Viernes Santo le pedía a su Señor, salud, para poderlo acompañar un año más, pero se ve que el Cachorro tenia para el planes distintos, este año lo verá, intentará adivinar su mirada cuando cruce el puente y vuelva con toda la escasa vida del mundo, a lo mas profundo de su barrio, le queda, eso si, un pequeño transistor, que al llegar esas noches frías, se convierte en su compañero de tramo, esta noche se encontrara de nuevo con la felicidad perdida, y seguro que en el ocaso de vida experimentara un bellísimo sosiego, al saber que este año somos más... a ellos, a quienes buscan a su señor, a los que son capaces de conmoverse con la belleza, a ti, que escondes el transistor debajo de la almohada, para soñar con el mejor y más bello de los mundos...Por que en verdad os digo, que a vuestros oídos volverá a venir todo un universo de cornetas, sueños, procesiones, antes de que llegue la tarde de marzo, bajo el terciopelo de estrellas de la noche de febrero, empieza a llegar la Semana Santa...

(Carlos Herrera)