Ya pasó la Semana, se acabaron los sueños antiguos de los cuales despertamos cuando algunos vieron la borriquita salir, otros despertamos siendo los primeros pies bajo palio que pisaran Sevilla, otros quizás desde la valla queriendo ser testigos de ese momento en el Porvenir. Otros seguro que tuvieron que ser testigos ayudados por un auricular, mientras Antonio Cattoni anunciaba la buena nueva, muchos fueron testigos tras una television mientras Sevilla Tv ponía la primera en la campana, quizás muchos no pudieron ver nada por que sus ojos se nublaron de lágrimas, otros cerraron sus ojos y se acordaron de los suyos, de los que este año no podían venir o de los que ya no podrán venir jamas pero siempre estarán en el recuerdo. Habrá otros que tras el antifaz no les deje ver más allá de un río de plata que inunda Sevilla.
Pronto llegó y pronto pasó, despertamos de ese sueño en el que estábamos inmersos durante un año entero y comenzamos a la vez a soñar en lo que viene. Cada hora, cada marcha oída, cada paso dado, muy cortito capataz, no se volverá a repetir hasta dentro de un año largo. Atrás dejamos ya partes del final de nuestro sueño, cuando veíamos crecer pasos dentro de Iglesias, cuando íbamos de besamanos, al pregón, o simplemente a tomar cervezas y comentar lo bonita que estaba este año la virgen de la cofradia, eran simplemente gestos que anunciaban un final escrito, pero...con que ansias lo esperábamos todos, verdad?
Pasó el Domingo de Ramos exultante, de los de enmarcar, con un sol radiante y desde muy temprano en mi caso, vestido de costalero. Iban pasando las horas e intentaba ser consciente de que esa chicotá maravillosa no se volvería a repetir, o que esa levantá o que esas palabras de aliento o que esa voz, ya no se volverían a repetir.
Pasó el Lunes también, acompañando a un barrio entero, pasó un Martes viviendo la Gracia y el Amparo que te dan por calle Feria. Y desgraciadamente llegó el agua, y con ella las lágrimas, inmerecidas en muchos casos, se sucedieron las Hdades. que no hacían estación de penitencia y como no podía ser de otra forma, mi Hdad. del Buen Fin se quedó dentro, mientras diluviaba y
No hay comentarios:
Publicar un comentario